Seguro tú ya has ido a terapia y después de probar las maravillas de estar en un proceso terapéutico y los cambios que causó en tu vida quieres invitar a más de una persona a que haga lo mismo para que deje de sufrir, sin embargo, sabes que esa persona cree que puede sola, no cree en los psicólogos y jura que nadie la entiende.
¿Qué hacer en estos casos?
Antes de dar cualquier consejo, quiero dejar claro que no es tú responsabilidad que tu ser querido esté bien y que es válido que esa persona no quiera recibir ayuda o buscar ayuda en otros lados. Ve esto como una sugerencia o invitación, pero jamás como un deber o una imposición.
Dicho esto, ¿Cuál es la mejor manera de hacer esta invitación?
Genera empatía con la otra persona ¿Cómo? Cuéntale también de las cosas con las que estás lidiando y cómo estás haciendo para superarlas. Muéstrate vulnerable para que tu amigo, familiar o pareja sientan que tú también has sentido algo parecido a lo que sienten ellos.
Pregúntale qué ha hecho por solucionar su problema. A veces las personas solo se enfocan en el problema y no se han movilizado a buscar ninguna solución, por lo cual ni siquiera han visto opciones; pero quizá ese no es el caso y la persona ya ha intentado varias cosas y se siente desesperanzada. Es importante no asumir nada.
Siempre habla de ti y tus emociones. Antes de decirle al otro "es que tú deberías ir a ....." es mejor que hables de ti diciendo cosas como "cuándo yo me sentía muy mal, fui a terapia y me ayudó mucho", "si yo estuviera en una situación como la tuya consideraría buscar un especialista". Esto hace que la otra persona no se sienta atacada.
Cuenta tus experiencias positivas. Puedes contarle cómo te sentiste con tu terapeuta, en qué te ayudó y cómo impactó tu vida. Esto le puede animar a tener una visión más positiva de la terapia.
Háblalo con naturalidad. No hagas que esta conversación parezca una intervention, no cambies el tono o tu actitud al conversar de este tema o cuando tu ser querido te cuenta cómo se siente. Imagina que están teniendo una plática sobre un dolor de muelas y la opción de ir al dentista. Esto ayudará a la otra persona a verlo como algo natural.
Rompe los tabúes. Hay muchos mitos y concepciones erróneas en torno a la psicoterapia, puede que tu ser querido esté atrapado en alguna de ellas. Trata de detectarlas y buscar la manera de hacerle ver que no es cómo cree.
Algunos mitos comunes son:
Que la psicología es algún tipo de brujería. Para esto puedes explicarle que la psicología es una ciencia desde hace más de 50 años y que hay personas muy bien formadas en el tema.
Que no es necesario porque yo he salido adelante solo. Para esto puedes ayudarle a entender que no se trata de salir adelante y acumular dolor, sino de sanar, hacer el camino más ligero y más consciente.
Que es muy caro. Comentale que como cualquier otra especialidad de la salud tiene su costo, pero también que hay varias opciones que pueden explorar según su presupuesto.
También es probable que encuentres este tipo de resistencias:
Juanita ya fue y le fue terrible, salió peor. Ningún profesional de un área es igual al otro, hay que buscar una persona que nos inspire confianza para ponernos en sus manos.
Yo ya estoy viejo para eso. No hay edad límite para empezar a sanar, siempre y cuando se desee un cambio, todo es posible.
¿Qué me va decir a mi alguien más jóven que yo que no ha vivido nada? La formación académica y la pericia de la experiencia se gana con la práctica, no con la edad.
Es que el problema es pedrito, yo estoy bien. El beneficio de la terapia es para uno, independientemente de que el entorno cambio o no.
Espero que este artículo te haya ayudado a llevar mejor esta conversación que crees necesaria, pero nunca pierdas de vista que "alguien que no quiere ser ayudado, ni que vaya obligado".
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