El amor sano se construye de manera consciente y responsable. No se consigue como por arte de magia, ni llega como un regalo del destino. Las historias que nos han contado de la media naranja, del príncipe y la princesa, nos hacen llegar al amor de manera pasiva. El amor requiere que seamos seres completos y reales, dueños de nuestras historias, libres para elegir o dejar de elegir. Cada encuentro es un viaje. En este viaje juntos iremos de niño al adulto y viceversa. Desde esa conexión es posible la construcción del amor consciente.