Hace tiempo que vengo hablando del vínculo con la madre. Por un lado porque creo que es un vínculo que nos influencia enormemente para nuestro desarrollo y por otro lado, porque mi historia con mi madre me ha hecho servirme de todas las herramientas posibles para reparar el vínculo y las secuelas de mi relación con ella.
Hace tres años hice un live en mi instagram sobre las madres tóxicas, en él explicaba todas las características de una madre tóxica:
- Agresiva
- En competencia con los hijos
- Sobreprotectora
- Manipuladora
- Usa a los hijos de intermediarios para sus problemas
- Impositiva
- Autoritaria
- Culpabiliza a los hijos por sus reacciones y problemas
- Amenaza
- Limita las posibilidades y relaciones de los hijos
- Hace a los hijos dependientes de ella
Y un largo etcétera.
Difundí esta información porque creo que es importante que se deje de romantizar la figura de la madre como alguien a quién se DEBE amar, obedecer y agradecer para toda la vida sin tomar en cuenta que muchas veces las madres (por no mencionar a los padres en general) son las principales maltratadoras de los hijos y creo que nadie te diría que ames, obedezcas y agradezcas tu maltratador.
Para mi sorpresa, después de ese live, recibí muchos mensajes de mujeres llenas de rencor agradeciendome por hablar sobre eso. Entiendo de primera mano la disonancia interna que se crea en una persona que ha vivido maltrato por parte de la madre y que al mismo tiempo todo el entorno le presione para que perdone, ame, apoye y agradezca a esa persona valiéndose de frases como:
"Madre solo hay una"
"Luego te vas a arrepentir"
"Tu madre solo quiere lo mejor para ti"
"Hay que honrar a los padres para que a uno le vaya bien en la vida"
y si bien yo no creo que esas madres sean monstruos y que muchas de ellas han vivido traumas en sus vidas que las han hecho ser ese tipo de madre, o que de plano son personas con alguna patología mental no diagnosticada, si creo que el hecho de que alguien te haya traído al mundo no le da derecho a maltratar a otros y que sus a sus víctimas se les exija hacer de tripas corazón y amar a su madre por sobre todas las cosas.
Ahora, bien es cierto que lo ideal sería sanar toda aquella relación para uno encontrarse en paz con uno mismo, pero en mi experiencia, la presión por hacer eso suele hacer que las heridas en la relación con la madre solo se agraven y se vuelvan más sensibles.
Seguir compartiendo espacios con la madre abusiva es seguir exponiéndose a los golpes de un abusador. Lo mejor en estos casos es apoyar a la víctima, decirle que está bien si se quiere alejar y poner límites y que aunque sea su madre no se merece estar sometida a esa situación.
La víctima necesita tiempo para sanar, para reencontrarse consigo misma, superar el estrés post traumático y todas las posibles secuelas emocionales que le dejó ese vínculo (depresión, baja autoestima, paranoia, etc) y si con el tiempo decide trabajar su relación con su madre, que sea una decisión de ella.
Por otro lado, quiero hacer énfasis en que mi intención al hacer ese live y al escribir este artículo no es la de culpabilizar a las madres, desde la comprensión y la compasión logro ver lo que las ha convertido en eso, sin embargo, cada quién tiene que hacerse cargo de lo que le toca.
Si eres esa madre, busca sanarte a ti antes de volver a buscar a tus hijos, ya que si no lo haces la situación será la misma, y si eres el hijo o la hija de una madre así date el permiso de sentir todo lo que te han dicho que no sientas, date el permiso de poner límites y date el permiso de decidir tú cómo quieres llevar tu proceso de sanación.
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